Como todas las noches entré a aquella taberna de "mala muerte", pedí un wisky y un "caballito" de aquella pócima que hacía famoso a aquel bar.
Bebí toda la botella y después uno... y otro... y otro... y otro caballito de la "pócima para olvidar"...
Ahora, ya no recuerdo qué les iba a contar.... ¡salud!