A veces la terquedad invade mi mundo y siento ganas de escribir, a veces la tempestad idiotiza mis sentidos y caigo en un vacío creyéndole a Bécquer, y las miradas ausentes palpitan inquisidoras suplicando mi intempestad y huyo y fumo y me pierdo pensando en quien no está, la inclemencia llama a mi puerta, los suspiros arremeten implorándole a las masas que me largue de aquí..., las palabras me agobian, mi mano no escribe mas rápido y mis emociones arremeten golpeando mis sienes, es música de jazz, son voces que impecables y cadenciosas pronuncian dulzura...Dulzura que jamás existió, el pasado alberga en mi cocina, se despacha se alimenta y se aferra aún mas a reinar en mi mesa, en el espejo habita la derrota que impetuosa especula sobre mi futuro... ( suspiro)... y moriré mental mente, las lágrimas pasaron de moda, la tristeza predomina en mi guardarropa, los ascos del exterior comienzan a colarse por mi ventana, y mi mano aun escribe lento...
Por qué creer en Bécquer, por qué idiotizarse en Nervo, salud por el rosa Neruda y que venga otra ronda por mi amargura...
¡Adiós!, los aplausos me reciben en el umbral del pasillo, solo resta mirar hacia atrás y cerrarle la puerta a mi utópica felicidad.
Necesito lumbre, necesito otra botella de alcohol, tan solo necesito olvidarme de quien soy...
Por qué creer en Bécquer, por qué idiotizarse en Nervo, salud por el rosa Neruda y que venga otra ronda por mi amargura...
¡Adiós!, los aplausos me reciben en el umbral del pasillo, solo resta mirar hacia atrás y cerrarle la puerta a mi utópica felicidad.
Necesito lumbre, necesito otra botella de alcohol, tan solo necesito olvidarme de quien soy...
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