viernes, 29 de agosto de 2008

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A veces la terquedad invade mi mundo y siento ganas de escribir, a veces la tempestad idiotiza mis sentidos y caigo en un vacío creyéndole a Bécquer, y las miradas ausentes palpitan inquisidoras suplicando mi intempestad y huyo y fumo y me pierdo pensando en quien no está, la inclemencia llama a mi puerta, los suspiros arremeten implorándole a las masas que me largue de aquí..., las palabras me agobian, mi mano no escribe mas rápido y mis emociones arremeten golpeando mis sienes, es música de jazz, son voces que impecables y cadenciosas pronuncian dulzura...Dulzura que jamás existió, el pasado alberga en mi cocina, se despacha se alimenta y se aferra aún mas a reinar en mi mesa, en el espejo habita la derrota que impetuosa especula sobre mi futuro... ( suspiro)... y moriré mental mente, las lágrimas pasaron de moda, la tristeza predomina en mi guardarropa, los ascos del exterior comienzan a colarse por mi ventana, y mi mano aun escribe lento...


Por qué creer en Bécquer, por qué idiotizarse en Nervo, salud por el rosa Neruda y que venga otra ronda por mi amargura...


¡Adiós!, los aplausos me reciben en el umbral del pasillo, solo resta mirar hacia atrás y cerrarle la puerta a mi utópica felicidad.


Necesito lumbre, necesito otra botella de alcohol, tan solo necesito olvidarme de quien soy...

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