
¡Salud!, otra copa de licor, ¡salud! un susurro de amor,…un instante en todo se transformó, la sinfonía retumba en mis sienes… un silencio… es delicadeza; de luces me visto y bailo con un amplio vestido hacia el infinito… “¡Mozart, sigue tocando para mi!”, y bailo, bailo y bailo hasta que… todo, todo regresa a mi mente, recuerdo que estoy triste y lloro, y me baño de dolor, tú no estás, él no está, ¡nadie está!, mas que yo… me duelen los ojos, las manos y el pedazo de corazón que se empreña en latir… los violines retumban y musicalizan mi momento, la noche se ha hecho para mí, y de esta cornisa saltaré… Mozart, Mozart, es el único testigo, mi soledad presente, Soledad… ¡yo!, … la noche es imprecisa, los dos no están… solo esta… Soledad
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