Los murmullos carecen de potencia cuando los gritas en un frasco vacío, lo testarudo de tu ser evoca de nuevo ironías, mis castillos de aire se derrumbaron y no quedó mas que lo esponjoso de tu cabello, las miradas después regresaron y con ello la ternura que enmarcaba diariamente tus cuadros cuando juntos habitábamos en la pradera, pero las brujas arremetieron en la aldea y se robaron mi alma, destruyeron nuestra choza y saliste a luchar con ellas mientras yo me escondía bajo el mantel que bordamos, los gritos me paralizaron y de pronto algo me mordió... no se que pasó pero ya no fuimos los mismos... aquella noche gritabas con la muchedumbre que me quemaran... y lo hiciste... fuiste tu quien prendió la leña y te deshiciste de mi... pero yo te amaba aún cuando mi memoria se borro algo en tu mirada tenias que nunca te olvidé... pasaron millones y millones de años y te volví a ver, eras diferente y yo ya no era ni campesina ni bruja, pero me seguías viendo así (aunque no lo recordaras, pero lo intuías)... sé que no lo recuerdas ... pero a ti jamás te olvide... es lo único bueno de ser bruja... que siempre te encuentro en mi bola de cristal, y te cuido y te amo como nadie... aunque una bruja este vetada en tu mundo y no sepas distinguir que hasta las brujas son diferentes entre sí..."abracadabra... me falta la pósima que tu corazón de nuevo me abra"
pequeña bruja jiji!
ResponderEliminartal vez sea un completo ogro el que no supo valorar a una princesa que se cree brujita!!!
gran escrito!
Al desbordar tu voz sobre la luz de la mañana se despiertan las piedras que reposaban entre las hierbas del pasado para iniciar el canto que acompaña a la belleza de tus pequeños ojos de esperanza, de nuevos sueños, de vida plena; la brisa húmeda nos abraza y envuelve los corazones con calor de mar, curando las heridas dejadas por el paso del olvido el cual se desintegra con el fuego de tu amor.
ResponderEliminarHace mas de miles de millones de años nos conocimos, nuestros cuerpos han evolucionado desde aquel momento en el que eramos un par de lágrimas de estrella, hemos volado ya por las cuatro esquinas del universo, una y otra vez nos hemos encontrado aún sin pensarlo conscientemente, aún sin buscarnos cuando abrimos los ojos, pasan los pequeños siglos, dejo de pensar en tí durante trescientas sesenta y cinco muertes y en un suspiro del tiempo apareces con esa misma mirada mágica, como una flecha de tabaco ardiendo que atraviesa las puertas dimensionales del corazón, con esa mirada que viaja en la oscuridad y hace explotar los miles de neuronas que me permiten mantener la cordura. Muero nuevamente deseando saber nada y volver a nacer en un cuerpo sin memoria para no recordar tus brazos, hoy apareces en mi escritorio con esa misma mirada que hechizó mi corazón en algún rincón del tiempo y el espacio.
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